El estudio Júlia Brunet ha llevado a cabo una notable rehabilitación de un antiguo establo de caballos en la planta baja de una masía en la región de Manresa, Barcelona. Transformar este espacio deteriorado en una acogedora casa de campo que combina materiales tradicionales con técnicas modernas, logrando así un resultado único y sostenible, fue el objetivo principal del proyecto.
El proyecto se enfrentó a un desafío considerable: el establo original se encontraba en un estado deplorable, sin elementos reutilizables y con la necesidad de empezar casi desde cero. A pesar de este estado inicial, los muros de piedra fueron preservados, sirviendo como vínculo con el pasado mientras que el diseño interior rinde homenaje a su esencia rural.
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ToggleUn desafío creativo
La rehabilitación del establo estuvo condicionada por las paredes maestras, que no podían ser modificadas, y las pequeñas ventanas que ofrecían una iluminación limitada. Según Mireia Torruella, interiorista y fundadora de Júlia Brunet, “Transformar estas antiguas cuadras en una vivienda ha sido todo un reto. Nos ha obligado a exprimir nuestra creatividad y buscar soluciones innovadoras para maximizar la funcionalidad y estética de cada rincón.”
Inspiración en la tierra y el entorno rural
El concepto del proyecto se inspira en elementos naturales, estableciendo una conexión profunda con el entorno rural. La puerta de acceso del establo ahora está adornada con una cortina color berenjena, elaborada artesanalmente por Fina Badia Knit Studio, que filtra la luz y da paso a la zona de día.
Para el pavimento de esta área se ha optado por cemento alisado, elegido por su robustez y estética contemporánea. El techo, pintado de blanco y reforzado con vigas de tono marrón oscuro, y los muros de piedra originales añaden un toque auténtico. La gran mesa rectangular de 450 cm en madera de roble negro, acompañada por sillas en acabados de roble y negro, destaca en el comedor. Las lámparas suspendidas de Ay Illuminate y una vitrina metálica verde de USM Modular Furniture aportan un toque de modernidad.
En el salón, un sofá y pufs en ratán con tapizado de terciopelo se combinan con una lámpara de pie TMM y una chimenea hecha a medida, creando un ambiente acogedor y elegante. La cocina, por su parte, combina una atmósfera cálida con un diseño moderno, utilizando caña natural para los armarios y mármol de macael para las superficies de las encimeras y la isla.
Elementos singulares para una vivienda única
En la zona de noche, un pasillo abovedado junto a la pared de piedra presenta una gran tinaja del siglo XIX, que se utiliza como lavamanos. Este espacio teatral se complementa con un cubo de cantos redondeados diseñado para separar la zona de aguas. Las paredes revestidas en arcilla y el pavimento de porcelánico en tonos neutros refuerzan la conexión con la tierra.
El dormitorio, con su estructura abovedada, es un espacio de ensueño. A pesar de la limitación de luz, la piedra iluminada desde el cabecero ofrece un efecto místico. La madera maciza natural utilizada en la cama y las mesitas de noche, junto con el mobiliario a medida, contribuyen a un diseño que equilibra la tradición rústica con la modernidad.
Esencia rústica con comodidades modernas
El resultado final es una vivienda que conserva la esencia rústica del establo original mientras ofrece todas las comodidades de un hogar moderno. El estudio Júlia Brunet para garantizar un espacio funcional y estéticamente armonioso con el entorno natural, ha cuidado cada detalle diseñado.
Este proyecto ilustra cómo la combinación de materiales tradicionales con técnicas contemporáneas puede dar lugar a espacios únicos y sostenibles.