Ubicada en un emblemático edificio de los años 40 en Madrid, esta vivienda de 420 m² se estructura en dos zonas diferenciadas: la zona de día, que se abre hacia la fachada principal, y la zona de noche, orientada hacia los patios interiores y la fachada trasera. El proyecto busca fusionar estética y funcionalidad, respetando la distribución clásica de la vivienda mientras se adapta a las necesidades contemporáneas.
El diseño se inicia con un amplio vestíbulo que impresiona por su tabique curvo, el cual guía al visitante de forma fluida hacia el interior de la vivienda. Este elemento no solo aporta un toque arquitectónico único, sino que establece un recorrido claro entre los distintos espacios, favoreciendo la circulación de manera armoniosa.
Tabla de contenido
ToggleZona de día: fluidez y privacidad
La zona de día, que incluye el salón, comedor y una zona de lectura con chimenea, se organiza de forma abierta, pero a su vez, se delimita con armarios de madera de roble natural que permiten mantener la privacidad de cada espacio sin sacrificar la conexión visual. Estos armarios, además de proporcionar almacenamiento, refuerzan la sensación de amplitud y continuidad. Las diferentes alturas en los techos y las formas curvas refuerzan la diferenciación de cada estancia, mejorando la fluidez del diseño.
Cocina abierta y adaptable
La cocina, situada en una posición clave que conecta directamente con el comedor, se abre a este espacio a través de puertas abatibles de vidrio con perfiles de acero. Este diseño flexible permite alternar entre un espacio cerrado y uno más abierto según las necesidades del momento. La estética de las puertas sigue el mismo juego de líneas curvas y rectas que caracteriza el resto de la vivienda, garantizando una coherencia visual en todo el diseño.
Materiales naturales y colores neutros
La madera de roble natural, presente en pavimentos y armarios, es el hilo conductor de la decoración, proporcionando calidez y continuidad. Este material se complementa con porcelánicos en tonos claros y pinturas beige, lo que otorga a la vivienda un ambiente relajado, luminoso y sereno, ideal para la vida moderna.
Maximización de la luz natural
La vivienda aprovecha al máximo la luz natural, especialmente en la zona de día, donde se abren grandes ventanas hacia la fachada principal. Esta estrategia no solo mejora el confort térmico y visual, sino que también refuerza la sensación de amplitud y bienestar en los espacios principales.
Zona de noche: privacidad y confort
La zona de noche alberga cuatro dormitorios con baño en suite, una habitación de servicio, un aseo de cortesía y un lavadero. Cada uno de estos espacios ha sido diseñado para garantizar la privacidad y el confort, creando un refugio tranquilo alejado de la actividad de la zona de día.
En definitiva, este proyecto destaca por su capacidad para integrar de manera inteligente elementos clásicos y modernos, ofreciendo una solución funcional y estéticamente atractiva en una vivienda que responde perfectamente a las necesidades de la vida contemporánea.