El objetivo, era crear una escuela para niños, que funcionara de manera impecable, además de ofrecer una serie de espacios diversos donde los niños puedan jugar y ser felices. Para ello, Campo Baeza, define el edificio por una caja formada por nueve cuadrados, donde, separándose estas piezas entre sí, generan el cuadrado central, el cual emerge para tomar luz desde lo alto del vestíbulo. A este espacio se llega siguiendo los diferentes corredores existentes entre las piezas, estos pasillos están formados por un techo muy bajo, de tal manera que al llegar al espacio central se produce una fuerte dilatación espacial. Este espacio será el volumen más alto, presentando nueve perforaciones en el techo y tres en cada una de las fachadas, que recogen la luz del sol, recordando, de esta manera, a un hamman. Mientras, en el resto de los cuadrados circundantes se ubican las aulas y el resto de las estancias que se abren al patio circular a través de grandes huecos.
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