Museo de Bellas Artes de Asturias, Oviedo

Inaugurado el 19 de mayo de 1980, el Museo de Bellas Artes de Asturias es un organismo autónomo adscrito a la Consejería de Educación, Cultura y Deporte del Principado de Asturias, copatrocinado por el Ayuntamiento de Oviedo. La colección de la que disponía el museo, se encontraba expuesta en dos edificios históricos del casco antiguo de Oviedo, antiguas residencias nobiliarias de la época Moderna, como son el Palacio de Velarde, obra de la arquitectura del barroco académico en Asturias, realizado por el arquitecto asturiano Manuel Requera González y construido entre 1764-1770; y la Casa de Oviedo-Portal, una construcción palaciega ovetense, diseñada por el arquitecto cántabro Melchor de Velasco Agüero en 1660.

A lo largo de los años, el museo se fue quedando pequeño, dada la gran colección de arte que posee, por ello, se planteó una nueva extensión del Museo de Bellas Artes de Asturias, la cual forma parte de un conjunto urbano que, en sucesivas ampliaciones, ha ido dando cabida a lo que hoy es una de las mejores colecciones de arte de España.
Este conjunto urbano ocupa, tras la ampliación, gran parte de una manzana del centro de la ciudad histórica de Oviedo, localizada junto a la catedral y que limita con calles de marcado valor en la memoria de los habitantes y visitantes de la ciudad, así como con la plaza más representativa de la misma.

Antes de llevar a cabo esta ampliación, la pieza más importante era el Palacio de Velarde que, a pesar de su gran valor arquitectónico, quedaba oculto en uno de sus lados por una construcción de los años 70.

En este sentido, para poder llevar a cabo el proyecto, durante un periodo de tiempo se fueron comprando una serie de edificaciones adyacentes, orientadas a la calle de la Rua, edificaciones construidas en distintas épocas, de plantas estrechas y de gran profundidad, de espacios pequeños y mal ventilados, con escaso valor arquitectónico. Estas características hacían imposible su adaptación para los espacios expositivos que se requerían pero que, exteriormente, sin tener un extraordinario valor, formaban parte del centro de la ciudad histórica de Oviedo.

El programa que se solicitaba en el concurso incluía nuevas salas de exposiciones, así como todo el conjunto de archivos del museo, los cuales se ubican en plantas de subsuelo, cuya construcción fue de difícil realización dada la proximidad de los edificios adyacentes, el terreno rocoso, entre otras singularidades.
En relación a esta propuesta presentada por el estudio, se partía de considerar todo el conjunto del proyecto. Con esta visión global se garantizaba un futuro funcional óptimo para una institución de tal envergadura. Por todo ello, la actuación arquitectónica se plantea bajo los siguientes objetivos:
– Búsqueda de una imagen e identidad que, por encima del sustrato histórico-arquitectónico sobre el que se actúa, dota de una singularidad a la institución del Museo de Bellas Artes de Asturias.

– Respeto a ese sustrato histórico.

– Diafanidad y facilidad expositiva, permitiendo que las piezas, al contrario de lo que ocurre ahora, se puedan contemplar con perspectiva suficiente.

– Funcionamiento claro en términos internos.

– Claridad en los accesos.

– Consecución de un aumento sustancial de las superficies de exposición respecto a las actuales.

Con todo esto, lo primero que se estudiaron fueron las relaciones funcionales entre los edificios existentes y los nuevos, así como la reubicación de buen número de los servicios (oficinas, restauración, etc.) en el conjunto ya existente.

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