La oportunidad de realizar una operación conjunta de construcción de vivienda pública, en dos solares continuos con fachada a tres calles con un mismo uso de vivienda, configuraba la posibilidad de un bloque edificatorio compacto y de gran longitud, que colgaba de una vía tan importante como es el Paseo Maragall. El proyecto propuesto se presenta como el remate de esta larga intervención vecina, formando un conjunto edificatorio, pero sin perder su entidad como promoción independiente a la contigua, la cual se destina a un usuario distinto (pisos de compra). El porche de planta baja aparece continuo en cuanto a recorrido peatonal entre este edificio y el vecino, por tratarse de una imposición del planeamiento.
El pequeño edificio se compone de 25 viviendas repartidas en las cinco plantas superiores de las seis que constituyen el edificio. Cada planta dispone, por tanto, de cinco módulos de vivienda en alquiler para jóvenes, cuya distribución interior es continua, conjugando cocina, dormitorio y sala de estar, mientras aparece un único espacio diferenciado, el aseo. Uno de los factores importantes de la obra fue el presupuesto, de 737 euros por metro cuadrado, básico para garantizar un precio razonable del alquiler de estas viviendas propuestas por la Administración. Cada una de las viviendas tiene su propia abertura al exterior. De los cinco módulos por planta, cuatro se abren en las fachadas de las calles Teodor Llorente (tres viviendas) y La Garrotxa (una). La última de las viviendas de cada planta aparece tras la medianera, con un hueco dirigido a un patio interior tras el edificio contiguo, también destinado a vivienda de promoción pública aunque en venta.
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