El centro de día se sitúa cerca del cruce de dos grandes vías, el Paseo de las Delicias y la Calle de Embajadores, aunque su ubicación está casi escondida. Junto a la plaza que lleva el mismo nombre, José de Villarreal, el propio edificio configura una de las esquinas del espacio, en una singular estrategia que compone la manzana: el edificio queda a su vez rodeado perimetralmente, completando la manzana de cara a las calles exteriores, mediante elementos residenciales. En el centro de la plaza –o interior de la manzana, según se mire-, la Parroquia de la Beata María Ana de Jesús, es el principal elemento en torno al cual se desarrolla el envoltorio de edificaciones, separado de estas por una vía de tráfico restringido, entre las que se encuentra en primera instancia, el Centro público. El solar sobre el que se construye es de forma trapezoidal, medianera en tres de sus lados, con parcelas de uso residencial, presentando fachada en línea quebrada al espacio público y a la plaza.
Junto con la propia configuración geométrica de la parcela, los usos de este edificio público resultan fundamentales para comprender la decisión de realizar los dos volúmenes en que se divide, con usos diferentes, así como la posición de los mismos.