Tras el encargo de la Comunidad de Madrid en noviembre de 2000 por concurso restringido, el estudio de Navarro Baldeweg se dedica a la redacción del proyecto, iniciándose las obras en noviembre de 2002. Las previsiones de finalización para 2005 quedaron superadas con creces, al igual que el presupuesto inicial estimado para la obra. Sólo el equipamiento escenotécnico ha necesitado un cuarto de los 100 millones del coste total de la obra, compuesto por telones de boca, bambalinón, cámara negra, cicloramas, puentes grúa, maquinaria escénica motorizada, vagones portabutacas, dos plataformas de foso de orquesta… Finalmente, el edificio se inauguró en septiembre de 2008 (febrero 2009 para el público en general). Una vez abierto, el proyecto ha de entenderse, según el propio arquitecto, como un mundo de ilusión, de hecho como lo es el teatro, donde el espacio, los zigzags, las arquitecturas… todo crea constantemente mundos cambiantes o, en definitiva, un único mundo donde la ilusión y la fantasía configuran la arquitectura. El ir y venir de la fachada, en su aspecto exterior, se produce de igual manera una vez dentro de los Teatros, como una bandera movida por el viento. El acceso principal al edificio se produce, salvo para las representaciones, por la zona de danza, ya que ésta está siempre activa, a diferencia de los Teatros.
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