En un intrincado camino de pequeñas calles, parece que todos los caminos lleven a Lavapiés. Escondido en el punto céntrico entre la calle de Atocha y la Ronda de Valencia, aparece una plaza peculiar en su forma que, tras cerrarse, vuelve a expandirse para producir la manzana donde se presenta el Teatro Valle-Inclán. Allí, anteriormente había habitado el espacio la Sala Olimpia, inaugurada un 14 de noviembre de 1926 como sala de cine y otras actividades, bajo la gestión de la Asociación Cultural La Corrala –reconvertida a teatro en el 79-, y que pasaba a manos del Centro Nacional de Nuevas Tendencias Escénicas (CENNTE) desde el año 84. Diez años más tarde este órgano desaparecería, dejando la Sala Olimpia en manos del Centro Dramático Nacional, del que sería la segunda sede. Puesto que los usos habían cambiado y las necesidades también, cinco años después de tomar posesión del ya denominado Teatro Olimpia, el CDN consigue en 1999 el acuerdo tanto con el Ayuntamiento de la capital como del Ministerio de Cultura para la reforma integral del espacio -una idea seleccionada en Concurso en 1996-, enmarcado en un proyecto de recuperación del centro histórico de Madrid. Las obras se extenderían desde 2002 hasta finales de 2005. El 21 de Febrero del año 2006 se inauguraba el renombrado Teatro Valle-Inclán con una obra del dramaturgo gallego que le daba nombre: Divinas Palabras. Días después, el 2 de marzo, quedaba también inaugurada la segunda sala, Francisco Nieva.
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