¿Podría resumir lo más importante realizado por su equipo al frente del COAM desde 2007?
El fin fundamental que nos planteamos cuando accedimos al gobierno del Colegio fue hacerlo útil. Entre otras acciones, lo que estamos haciendo es una reestructuración integral para optimizar la gestión de los recursos que tenemos, para conseguir un Colegio nuevo que se adapte a las necesidades reales de los colegiados y de la sociedad madrileña. También ha sido importante en este período la defensa de la profesión, que hemos desarrollado fundamentalmente en torno al Plan Bolonia: por un lado, el reconocimiento de la categoría de la titulación de Arquitecto y, por otro, la lucha por una calidad superior de la enseñanza. También es importante la búsqueda de acercamiento a los colegiados, que hemos llevado a cabo potenciando las relaciones interactivas y el diálogo entre ellos y el Colegio. Y, por último, destaca el esfuerzo en favor de la regularización de los estudios de arquitectura, para que todos ellos cumplan la ley en materia laboral tras una necesaria reestructuración de nuestro modo de trabajo.
¿Hasta qué punto algunas de estas tareas deben hacerse desde los colegios locales?
Efectivamente, son tareas que deberían haberse gestionado a nivel estatal, pero no porque no se hayan hecho debemos dejar de hacerlas nosotros. Algunas de estas acciones las ha emprendido Madrid en solitario, pero con el nuevo presidente el Consejo ha dado un giro a su estrategia, y creo que de ahora en adelante vamos a trabajar unidos, lo que es muy bueno para la profesión. En muchos colegios apoyamos este criterio unificador, porque entendemos que aunar esfuerzos economiza y optimiza la gestión.