Las ventanas originalmente nacen con la creación de un hueco en el muro, mucho antes de que el vidrio ni siquiera existiera, siendo tapadas por madera, paja o cualquier elemento que permitiera evitar las condiciones climáticas adversas. Desde ese momento, han ido evolucionando manteniéndose en constante cambio, convirtiéndose en un elemento que tiene un gran impacto en el confort interior, lo que hace que exista una gran variedad de tipos, dependiendo de la cultura y la localización. Unas ventanas adecuadas pueden llegar a reducir las pérdidas energéticas de la casa hasta en un 60%, lo que permitirá ahorrar un 40% en la calefacción y climatización. Por ello, los fabricantes se están esforzando en llevar a cabo productos cada vez más eficientes y, a la vez, atractivos que favorezcan la realización de un proyecto adecuado.
Actualmente, la situación que hemos atravesado con la incursión del virus SARS CoV 2 ha hecho que tengamos más presente las deficiencias de nuestro hogar. Además, desde hace un tiempo el usuario se encuentra muy sensibilizado con aspectos como la reducción de los consumos y la comodidad en el hogar. Estos dos puntos, ha hecho que contar con un adecuado confort térmico y acústico se haya vuelto de vital importancia y en este punto las ventanas y el correcto control solar cobrarán gran protagonismo. En este sentido, las ventanas de un edificio han ido evolucionando, manteniéndose en constante cambio, haciendo que los fabricantes se decanten por diseños más vanguardistas, con estéticas minimalistas y formas rectas, mejorando las prestaciones térmicas y acústicas…