¿Qué ocurre cuando a un niño le damos un lápiz y le decimos que dibuje una casa? Como respuesta recibiremos un entrañable trazo de un edificio con un tejado a dos aguas. Esto se debe, principalmente, a que la cubierta inclinada es, sin duda, el sistema más tradicional y extendido, el cual ha llegado a nuestros días como un paradigma clásico que ha sido actualizado y modernizado con nuevas formas de ejecución y materiales. Además, es un modo de construcción que cuenta con un gran numero de ventajas que, además, admite variaciones que le hace adaptarse a todo tipo de proyectos.
La cubierta inclinada quizá sea el sistema constructivo más representativo de la arquitectura. Y no le faltan razones para serlo, destaca la sencillez de su construcción, la gran adaptación que ha tenido a los distintos materiales existentes, así como a las condiciones climáticas de las zonas donde se inserta, además de contar con un sencillo mantenimiento.
No obstante, en ocasiones, este sistema ha sufrido el hándicap de ser asociado a modelos de viviendas o proyectos clásicos o rústicos, pero nada más lejos de la realidad, ya que éstas pueden orientarse hacia un estilo más moderno o más clásico. Es más, de un tiempo a esta parte el sector ha dejado de orientarse únicamente hacia la arquitectura residencial o más tradicional, siendo repensada y renovada gracias a los principales actores del sector, haciendo lo posible para revitalizar este sistema constructivo, pasando de ser estrictamente funcional para convertirse en un elemento expresivo e indispensable en la arquitectura actual. Así para seguir en auge, Joaquín Esteban, Ingeniero del Departamento Técnico de Onduline, asegura que se continúa trabajando en ofrecer soluciones y sistemas de calidad que cumplan con las normativas actuales y se…