Un estudio elaborado por el Consejo General de la Arquitectura Técnica de España (CGATE) analiza cómo el CO2 se mantiene en altas tasas de concentración en los hogares de España, a pesar de que han transcurrido dos años desde el comienzo de la pandemia y pese a la costumbre arraigada de ventilar las distintas estancias El CO2 amenaza la calidad del aire interior del hogar.
El “Estudio sobre la calidad del aire interior en las viviendas” señala que la concentración de CO2, principal referencia para medir la CAI (calidad del aire interior), en las estancias de los hogares españoles, sobre todo salón y dormitorios, se sitúa muy por encima del límite normativo de 900 ppm (partes por millón).
En las mediciones que se han realizado en los salones, el 58% de las viviendas está por encima de 900 ppm, considerado poco saludable para la salud. En los dormitorios, este porcentaje alcanza al 71%, pero cuando la puerta está cerrada llega al 100%. Los expertos estiman que la concentración de CO2 superior a los 1000 ppm resulta perjudicial para la salud, nociva a partir de 2500 ppm y grave si excede los 5000 ppm.
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ToggleMediciones de la calidad del aire interior
En este trabajo, se evalúa la CAI, a través de las mediciones de CO2 en un total de 31 viviendas localizadas en distintas regiones de España, duran las 24 horas y 9 días ininterrumpidamente.
Por zonas geográficas, en el sur (Andalucía), un 84% de las viviendas tiene valores superiores a los 900 ppm en los dormitorios, mientras que en la zona centro (Castilla y León, Madrid y Aragón), un 39% de los hogares supera el valor recomendado de 900 ppm en sus salones.
“Este estudio revela que los factores que más influyen en la concentración de dióxido de carbono son la superficie ocupada por persona y el tipo de ventana de la vivienda”, explica Juan López-Asiain, responsable del Gabinete Técnico del CGATE.
En este sentido, el 89% de las viviendas con menor superficie por persona supera el límite normativo tanto en dormitorios como en salones, frente al 60% de los dormitorios de los hogares y el 30% de los salones con mayor superficie por ocupante. “Es decir, la concentración de CO2 es mayor en las viviendas más pequeñas o con mayor densidad de población”, recalca López-Asiain.
Antigüedad de los edificios
Este estudio analiza también la tipología de ventanas, porque la hermeticidad resulta fundamental para la evaluación de la calidad del aire interior. Sin embargo, “las viviendas con la mejor calidad de las ventanas son las que mayor concentración de CO2 presentan”, indica el informe. Un 81% de los hogares con este tipo de ventanas supera los límites de dióxido de carbono marcados en dormitorios y un 75% en salones, frente al 57% de las ventanas de calidad baja en dormitorios y un 43% en salones.
Además, en los hogares monitorizados se ha tenido en consideración la antigüedad del edificio en tres periodos constructivos: antes de la primera normativa NBE-79 que exigía la incorporación de aislamiento térmico, entre esta y la publicación del Código Técnico de la Edificación (CTE) en 2006, más exigente sobre esta cuestión, y tras la entrada en vigor de esta última norma hasta ahora.
“Sorprende que, a pesar de que el parque edificado español es muy antiguo -5,5 millones de edificios tienen más de 50 años- y, en consecuencia, los bloques de viviendas son poco herméticos, y entra el aire, su nivel de concentración de CO2 supera el umbral normativo”, argumenta el responsable del Gabinete Técnico del CGATE.
Parque residencial antiguo
Con este estudio, la Arquitectura Técnica pretende destacar la importancia que tiene la CAI en las viviendas para los ciudadanos, especialmente por la oportunidad única que tiene la población con la rehabilitación de los edificios residenciales con criterios de salud gracias a las ayudas europeas.
“Nos encontramos con un parque residencial antiguo que concentra altas tasas de dióxido de carbono, algo que unido al protagonismo que tendrá la rehabilitación energética de edificios y viviendas en los próximos años, nos invita a tomar soluciones para evitar un aumento de concentraciones de CO2 en función de una mayor hermeticidad, por lo que hay que tener en cuenta la mejora de la ventilación”, advierte Alfredo Sanz, presidente del CGATE.
Los valores que influyen en un mayor nivel de concentración de CO2 son el ratio de superficie de la vivienda por persona, el tipo de ventana o el año de construcción. Por eso el estudio aconseja evitar las concentraciones de dióxido de carbono en el interior de las viviendas con detectores de CO2 y favorecer la ventilación natural.