Aunque ya en el siglo XVI, el arquitecto francés Philibert Delorme ideó el ensamblaje de madera con el fin de proporcionar acabados curvos, no fue hasta el siglo pasado cuando se comenzaran a utilizar los adhesivos para unir láminas de madera.
El sistema de piezas curvas de madera laminada cumple este año un siglo desde su patente en 1906. Friedrich Otto Hetzer se presentaba entonces como el creador de un nuevo estilo de construcción, aunque el verdadero beneficiado fue Max Hanisch, socio del primero, que apostó por emigrar a los Estados Unidos con la idea de Hetzer.
Aunque al principio Hanisch sólo consiguió cierto escepticismo, durante la Segunda Guerra Mundial, y debido a las restricciones sobre el acero (necesario para la fabricación de armamento), la madera laminada se convirtió en una de las mejores alternativas para la construcción. Además, el desarrollo de nuevos adhesivos sintéticos permitió también el uso en exteriores del Sistema de Madera Laminada.
Mientras, en Europa y tras la presentación al público del Sistema en Bruselas, en 1910, Hetzer vio cómo su idea se propagaba por el continente, utilizándose en más de 200 edificios en los 10 años siguientes.
En España existen actualmente multitud de edificios cuya estructura está fabricada en madera, aunque no laminada, y aunque muchos de ellos han sido construidos recientemente, este tipo de edificación, se ponía en práctica mayoritariamente a lo largo del siglo pasado, dado que por entonces, en las viviendas en altura se utilizaban ya las estructuras de madera.
Hoy, los arquitectos contemporáneos han rescatado este tradicional material para embellecer sus obras, gracias a las posibilidades prácticamente infinitas en cuestión de formas que ofrece la madera.