Aislamiento térmico, protección contra incendios, elementos de protección pasiva…, todos son sistemas cuyo objetivo es construir un edificio seguro. Edificar de manera consciente, buscando cumplir con las exigencias constructivas que fijan las normas, garantizando la durabilidad, la seguridad, el confort y la gestión eficiente de la energía…, es algo indispensable. Contar con un buen aislamiento y una correcta protección contra incendios nos permite elevar las prestaciones del inmueble y lo protege de los elementos externos. Esto repercute en una mayor calidad de la edificación, beneficiando, sobre todo, al usuario gracias al mayor ahorro energético, menores costes de mantenimiento, confort del usuario final…
Tradicionalmente el término ‘protección pasiva’ parece que va asociado inevitablemente a las soluciones contra incendios, sin embargo, de un tiempo a esta parte éste ha ampliado su significado englobando también todos aquellos sistemas que permiten proteger el edificio, es decir la protección de las fachadas y cubiertas, como el aislamiento térmico, o la protección solar. Todos conceptos de gran importancia, donde quizás el más destacable sea el aislamiento térmico, un elemento de gran importancia para garantizar el confort de los usuarios.
En definitiva, sistemas de protección que son importantes en todos los nichos de mercado, tanto en obra nueva como en rehabilitación, y que desde la aparición del virus SARSCoV- 2 junto con las consecuencias, como las restricciones, confinamientos, cuarentenas…, ha cogido especial relevancia, debido principalmente, a las horas que pasamos en nuestro hogar, y la antigüedad del parque edificatorio español.