Arquitectura reconvertida

Museo de Orsay, ParísLas ruinas siempre han sido la obsesión de los arquitectos, es más recorrer el mundo antiguo y pasar horas y horas dibujándolas y estudiándolas era una parte imprescindible de la formación de cualquier aspirante a arquitecto de la época, la conexión tangible entre el pasado y el presente.  No obstante, con el paso de los años y para evitar el deterioro definitivo de estos elementos muchas de estas ruinas pasaron a contar con una nueva vida, gracias a arquitectos especializados en esta arquitectura reconvertida.

Proyectos que insuflan nueva vida a ruinas, donde los elementos del pasado conviven con arquitectura contemporánea creando un tándem perfecto, un todo integrado donde las capas se superponen y nos permiten contar con un edificio de mayor riqueza estética y espacial.

Azucarera Guangxi, China: hasta su abandono, este molino e azúcar, situado entre colinas, cuevas y túneles de piedra caliza, funcionó durante la segunda mitad del siglo XX. Tras su abandono, y gracias a la extraordinaria belleza de su ubicación y el encanto de sus edificiaciones, la cadena hotelera Alila, adquirió el complejo transformándolo en hotel de lujo. Fue en 2017 cuando abrió sus puertas y cuando se convirtió en uno de los destinos más sofisticado y novedosos del país. Sin duda una magnífica combinación de arquitectura, historia y naturaleza.

Selexyz Dominicanen, Maastricht: sin duda los más acérrimos lectores pensarían que están en el paraíso nada más cruzar el dintel de esta librería, sin duda una de las más bellas del mundo y obra del estudio Merkx + Girod Architects. Se trata de una vieja iglesia de los dominicos de 1294 que estuvo en funcionamiento durante siglos, siendo posteriormente almacén tras la invasión por parte de Napoleón en 1794, y finalmente abandonada y olvidada durante casi 200 años. En 2005 la librería Selexyz decidió darle una nueva vida a esta iglesia, y respetando la idea de santuario, pero en esta ocasión de lectura, fue restaurada rindiendo homenaje a sus raíces religiosas e históricas.

Museo de Orsay, París: esta famosa pinacoteca de la ciudad de las luces se ubica en una antigua estación de tren, diseñada para la Exposición Universal de París por Victor Laloux. Contaba con un hotel de lujo, en funcionamiento hasta 1973 y la estación únicamente hasta 1939.  Durante varios años, los usos se fueron encadenando uno detrás de otro, el edificio amenazaba ruina en la década de 1970, siendo declarado Monumento Nacional en 1978 para garantizar su conservación. Finalmente se llevó a cabo su restauración como museo que abrió sus puertas en 1986.

Fábrica de Caproni, Milán: en 1915 se desarrollaron varios edificios para diseñar, fabricar y albergar aviones diseñador por Giovanni Battista Caproni, ingeniero visionario pionero en la aviación. Posteriormente, en 1950 la empresa quebró lo que obligó a que la empresa cerrada y el edificio tuviera distintos usos. Finalmente fue en 2013, cuando fue escogida para acoger la nueva sede de Gucci y así unificar las distintas oficinas repartidas en la ciudad. Esta sede se inauguró en 2012 acogiendo en sus 35.000 m2 salas de exposición, espacios para desfiles de moda, restaurante, estudios fotográficos, espacios peatonales interiores y exteriores… Sin duda una restauración de lo más emblemática.

Neues Museum, Berlín: Friedrich August Stüler diseñó este edificio que se construyó entre 1841 y 1859, situado en la Isla de los Museos de Berlín. Gravemente dañado durante la Segunda Guerra Mundial, en 1997 el estudio David Chipperfield Architects, en colaboración con Julian Harrap, ganó el concurso para su restauración. Su restauración arqueológica siguió las directrices de la Carta de Venecia, respetando la estructura histórica en sus diferentes estados de conservación. Finalmente, en 1009 y tras 70 años en ruina, el Neues Museum reabrió sus puertas acogiendo prestigiosas colecciones de artes y objetos del antiguo Egipto y de la Historia Antigua.

CaixaFórum, Barcelona: Josep Puig i Cadafalch, fue el encargado de llevar a cabo este edificio a principios del siglo XX para albergar la fábrica textil Casaramona, que ganó el premio artístico de edificios en 1913, gracias a su modernidad. Pero su actividad cesó en 1919, abriendo como almacén en 1929, posteriormente en 1940 fue utilizado por la Policía Nacional, hasta que en 1963 la Caixa lo adquirió para futuros usos. En 1976 fue declarado Monumento Histórico de Interés Nacional, reabriendo al público como CaixaFórum Barcelona.

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