Los elevadores no son sólo un aparato indispensable en la nueva construcción, sino que muchos viejos edificios que originalmente carecían de este equipamiento han aprovechado -o están aprovechando- los incentivos de la Administración para instalar un ascensor. Eso sin olvidarnos de otras soluciones de elevación como los salvaescaleras, presentes ya en muchos edificios de uso público y un buen número de particulares, o los elevacoches para garajes, aún poco frecuentes.
Sin embargo, la actual crisis ha trastocado los planes de este sector, al igual que los de casi todos los demás segmentos económicos. “El mercado del ascensor no vive los mejores momentos por su fuerte vinculación con la construcción que, como todos sabemos, lo está pasando mal”, asegura Sergio Álvarez, responsable de Rehabilitaciones de Kone. Igualmente, Francisco Garzón, Director de Operaciones de Schindler España, considera que “todos los actores económicos se están resintiendo por la dureza con que la crisis está golpeando. El mercado del transporte vertical también está viéndose afectado por este complicado contexto debido, principalmente, a que el parón en el ritmo de la construcción afecta directa e inevitablemente a nuestro negocio”. En este sentido, Aurelio Martínez Orea, Director de Ventas Servicios de Zardoya Otis, manifiesta que “el mercado de obra nueva ha bajado considerablemente y el de la rehabilitación también se ha reducido, aunque en menor medida, en torno a un 15%. La demanda de este tipo de servicios se ha contenido y hay otras prioridades, dada la situación económica. Esto se ha producido no sólo en las comunidades de vecinos, sino también en los segmentos de oficinas y hotelero”.
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