La caldera es un equipamiento esencial para conseguir confort y calidad de vida en los hogares y su papel en la vivienda actual es indiscutible. Las edificaciones proyectadas sin este tipo de equipamiento son realmente escasas en nuestro país, y sólo en algunas localizaciones de nuestro territorio, en las que el clima se muestra más benévolo, podemos encontrar algunos ejemplos. Pero incluso en tales lugares, la necesidad de un sistema de calentamiento de agua obliga a la instalación de calentadores a tal efecto. Sin embargo, pese a que estos equipamientos sean entendidos como básicos en la construcción -o quizá por ello-, parece que el retraimiento de la economía y del sector inmobiliario ha provocado una desaceleración de este mercado. Como explica Miguel Cervera, Presidente de la Asociación de Fabricantes de Generadores de Emisores de Calor por Agua (FEGECA), “el sector de la calefacción, durante el pasado ejercicio, sufrió las consecuencias de la crisis económica general, incrementada por la que afecta al sector inmobiliario, ya que es directamente dependiente de su situación”. Y Ángela Rodrigo, Jefa de Producto Calderas de Vaillant, reseña que “el sector ha seguido sufriendo una caída en el último año, especialmente en la parte del sector correspondiente a la construcción, que es la más importante; pero también ha sufrido un retroceso la reposición. Los usuarios sólo cambian su caldera si no queda más remedio, si no es posible la reparación”.
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