Se trata de un edificio de tipología aislada de dos plantas sobre rasante, y planta sótano, jardinería y cerramiento, anexos de control, aparcamiento en superficie e instalaciones.
El proyecto adopta conceptos arquitectónicos enraizados en la tradición y en la historia, tanto del país en el que se sitúa, como la del que representa, tal como corresponde a culturas con una larga y rica trayectoria común.
El edificio trata de aunar el carácter emblemático y de representación que toda embajada requiere, con la funcionalidad del programa de necesidades solicitado. Adopta un lenguaje arquitectónico contemporáneo y abstracto que no renuncia a la tradición, para proponer un edificio que sea expresión inequívoca de nuestro tiempo y nuestra cultura.