El pasado 17 de mayo se llevó a cabo un nuevo debate de la serie Reinventing the Building en Cosentino City Barcelona, en el que participaron, Eulàlia Figuerola, directora del área de Sostenibilidad de HAUS healthy Buildings y Miembro de junta directiva de GBCe; Bea de Diego, Área Técnica el Green Building Council España (GBCe); y Albert Sagrera, Arquitecto socio de Sociedad Orgánica consultora ambiental, sobre las muchas incertezas en torno a los certificados de sostenibilidad. No es obligatorio llevarlos a cabo, pero son una seguridad de que se han hecho bien las cosas, sirven entre otras cosas para acompañar el proyecto y cuantificar la validez del mismo.
Cada nuevo certificado que sale al mercado es más exigente que los existentes, y además la aparición de LEVEL, la primera certificación europea que cubre todos los aspectos relevantes de la sostenibilidad de un producto, lo ha revolucionado todo, pudiendo probablemente acabar sentando las bases de una nueva normativa global. Por contra, también han aparecido certificados de ámbito nacional y normativas específicas de comunidades que complican la homogeneización de criterios en el sector y entre los profesionales.
La evolución de los Certificados de Sostenibilidad
Los certificados cumplen la función de cubrir el hueco generado por el amplio desconocimiento de los arquitectos y profesionales sobre la temática, aportando una estructura y una guía sobre un amplio conjunto de cuestiones que han de incluir los proyectos; convirtiéndose de facto en herramientas de una transición para construir globalmente mejor, mediante un proceso de mejora continua.
Estamos en un momento dramático ante la necesidad de descarbonizarnos, y con una evidente falta de información entre los propios arquitectos; un ejemplo, en 2027 todos los proyectos tendrán que incluir una declaración del carbono reciclado. Otros ejemplos del amplio camino por recorrer, nombrados por los ponentes, son la inexistencia de una normativa específica en relación con el uso sostenible del agua; o si hablamos de rehabilitación, como aplicar criterios de economía circular, y a la vez intentar certificar una viga centenaria, lo cual puede ser un auténtico rompecabezas.
Durante el debate, los ponentes explicaron casos de éxito muy diferentes en cuanto a gestión de los equipos, procesos de mejora y monitorización. Es una cuestión de pedagogía y empatía, en función del prescriptor, constructor, promotor, etc.
Todos los ponentes coincidieron en la necesidad de hacer mucha difusión y comunicación sobre la temática. Apunte final, no es tan importante decrecer como reflexionar sobre el modelo de vida que llevamos, consumir menos recursos, y aplicarlo a los proyectos y a la arquitectura, siendo cada día más conscientes del impacto que producimos.