Uno de cada cinco trabajadores en zonas de alto riesgo en España enfrenta la amenaza del gas radón, un gas radiactivo y cancerígeno que representa un grave peligro para la salud. Esta problemática se intensifica en comunidades como Galicia, Extremadura y Madrid, donde más del 30% de los municipios están en alerta por niveles alarmantes de radón.
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ToggleNiveles de radón en edificios públicos y privados
El radón, resultado de la descomposición del uranio en la corteza terrestre, puede infiltrarse en edificios a través de suelos porosos. Según el Centro de Seguridad Nuclear (CSN), más del 10% de las construcciones en áreas de riesgo superan los límites internacionales de radón, establecidos en 300 becquerelios por metro cúbico. Especialmente preocupante es el hallazgo de que uno de cada cinco edificios públicos, incluidos centros culturales y educativos, excede estos niveles críticos.
En el ámbito laboral, el 30% de los edificios culturales y el 25% de las instituciones educativas están expuestos a concentraciones peligrosas de radón. Este gas es responsable de alrededor de 1.500 muertes al año en España, una cifra comparable a la de los accidentes de tráfico.
Medidas de prevención y concienciación
Desde junio de 2024, es obligatorio que se realicen mediciones de radón en lugares de trabajo situados en planta baja y bajo rasante en municipios de riesgo. Además, se ha implementado un Plan Nacional contra el Radón que establece acciones concretas que las Administraciones Públicas deben llevar a cabo en los próximos cinco años para abordar esta emergencia. En colaboración con el CSN, el Ministerio de Trabajo ha firmado un convenio para vigilar los riesgos laborales asociados al radón.
A pesar de la gravedad de esta situación, la concienciación pública sobre los peligros del radón sigue siendo insuficiente. La jornada «Gas radón: La amenaza silenciosa que desafía salud e infraestructuras», organizada por Molins en el Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Madrid, busca crear conciencia y promover soluciones entre el sector académico, público y privado para mitigar este riesgo en la construcción y rehabilitación de edificios.
En conclusión, el gas radón es un peligro real que requiere atención inmediata. La implementación de medidas preventivas y una mayor concienciación son esenciales para proteger la salud de los trabajadores y la población en general.