La palabra ascensor proviene del verbo ascender, que etimológicamente proviene del latín ‘scandere’ cuyo significado es trepar, y donde el prefijo ‘as’ tiene el significado de ‘hacia’, por lo tanto ‘ascensor’ es aquello que va hacia arriba, que trepa hacia lo alto.
Con esta descripción, tenemos claro que los elevadores (ascensores) son un equipamiento que permite elevar, de este modo, la primera tipología que llevó a cabo el ingenio humano fueron montacargas, que ascendían gracias a la fuerza humana, siendo varios hombres los que hacían girar un enorme torno donde se enrollaba una cuerda, permitiendo el ascenso de la carga.
Desde ese instante, hasta el momento actual, los ascensores han pasado por muchas vicisitudes, actualmente son eléctricos o hidráulicos y cuentan con un sistema computerizado que les indica, entre otras cosas, la velocidad, el punto de frenado y el de aceleración, teniendo más o menos capacidad de soportar peso. Además, se están desarrollando nuevos modelos que se conecten al Internet de las Cosas (IoT), lo que permitirá una mejor gestión.
Esencialmente, los ascensores cuentan con una cabina de dimensiones variables, que sube y baja dentro de una estructura. Así, la cabina y el contrapeso se encuentran sostenidas por cables que pasan por una polea, mientras, el contrapeso actúa con movimiento contrario a la cabina, cuando el primero sube la otra baja y viceversa. Asimismo, se ha desarrollado una gran variedad de estética dentro del sector, algunos son opacos otros vidriados o panorámicos, permitiendo ver el exterior…
Por otro lado, en la actualidad, los elevadores no son sólo un aparato indispensable en la nueva construcción, sino que dada la existencia de un gran parque de viviendas que originalmente carecían de este equipamiento, se han aprovechado los posibles incentivos que ha proporcionado o está proporcionando la Administración para instalar este equipamiento. Todo ello teniendo en cuenta también otras soluciones de elevación, como son los salvaescaleras, presentes ya en muchos edificios de uso público y un buen número de particulares, o los elevacoches para garajes, aún poco frecuentes.
Así pues, sin la existencia de estos elementos, ascensores, elevadores, montacargas…, el modelo de construcción resultaría totalmente imposible. En este sentido, la gran cantidad de edificios construido actualmente, suponen un auténtico desafío, debido a su gran envergadura para los fabricantes, ya que deben desarrollar elevadores más rápidos, eficientes, con mayor capacidad y con complejos mecanismos de coordinación.
En definitiva, en un mundo en constante evolución y con una situación de crisis como la que hemos pasado, es evidente que la única manera de sobrevivir es seguir dando pasos hacia delante.
Superando la crisis
Tras los años de altibajos que hemos vivido, era inevitable que al verse afectado el sector de la construcción por la crisis económica, el sector de la elevación también se viera perjudicado. Además, dado que “los edificios deben ser accesibles, con ascensores que faciliten el desplazamiento de personas, y que se ha visto reducida la construcción de edificios, inevitablemente se han instalado menos ascensores”, describe Fernando Muñoz, Director de Instalaciones de Kone Ibérica.