Los emisores térmicos siempre han estado ahí, pero hasta ahora parecía que no habíamos empezado a valorarlos e interesarnos por aspectos que fueran más allá de si calentaban o no. Aunque esa es la característica más importante y desde la que se debe partir, nos hemos dado cuenta de que también hay que contemplar su eficiencia energética, coste de la energía, rapidez de respuesta, facilidad de instalación, mantenimiento… e incluso su diseño. Ya no nos vale con tener un elemento que simplemente caliente, sino que debe aportar algo más.
Antes de entrar a ver todos estos aspectos, conviene situarnos y hacer una breve exposición de los diferentes tipos de emisores existentes. En primer lugar, cabe hacer una distinción esencial entre dos categorías: los clásicos radiadores de obra y los más modernos equipos eléctricos. Además, dentro de cada clase, cabe realizar nuevas subdivisiones.