Siempre aprendemos cosas nuevas de las personas que nos rodean. ¿Cuál es la enseñanza que mejor recuerda de su etapa con Miralles?
Fueron años de mucha intensidad. Nos encontramos cuando teníamos apenas 21 años y estuvimos juntos hasta los 35; eso quiere decir toda nuestra época de formación. Creo que aprendimos mucho el uno del otro, de alguna manera cada uno aportaba distintas maneras de ver el mundo. Pero coincidimos en cómo tomarnos la vida: con intensidad, pidiéndole mucho y haciéndonos pocas concesiones.
¿Qué cree que aprende la sociedad de su arquitectura?
Más que enseñarle, lo que quiero es ofrecerle a la sociedad lo que buenamente soy capaz de hacer. Me sitúo en el mundo a través de mi arquitectura, es mi moneda de cambio y no estoy hablando de valor monetario; estoy diciendo que recibo y doy a la sociedad a través de la arquitectura.