La tecnología, la sostenibilidad y la arquitectura parecen progresar de la mano. ¿Es algo que se esté enseñando actualmente a los estudiantes, o cree que falta todavía una apuesta más firme por parte de la docencia?
La docencia de la arquitectura debe progresar muchísimo. Hay tantos intereses creados en la Universidad, y en los departamentos, que es muy difícil cambiar un programa de estudios, o el contenido de una asignatura. Por ello, siempre se enseña más o menos lo mismo (ahora, con el título de “sostenible”, eso sí). El joven arquitecto debe acabar cuanto antes la carrera, desaprender lo aprendido y realizar un conjunto de cursos y masters para tener una formación adecuada. De nuevo el “stablisment” al cual aludía antes.
Si tuviera que elegir un proyecto de algún colega que le haya sorprendido por su grado de sostenibilidad, ¿cuál sería y por qué motivos?
Pues lo cierto es que hay muchos arquitectos que lo hacen muy bien. Algunos ejemplos son: Hansen y Petersen (Casa Bergermann, en Welver, Alemania), Heikinen y Komonen (Sede de la Fundación Indigo, en Guinea Konakri), Ken Yeang (Edificio EDITT Tower, en Singapur), Peter Zumptor (Pabellón de Suiza en la Expo 2000 de Hannover, Alemania), Jonathan Hines (Complejo residencial Stroud, en Gloucestershire), o David Kirkland (Complejo Northen Lights, en FortWilliam, Escocia)… La arquitectura que realizan estos arquitectos tiene un altísimo grado de sostenibilidad.