Entrevista a Raúl del Valle (Noviembre 2007)

Un currículo plagado de buenas calificaciones, incluso un doctorado sobresaliente cum laude por unanimidad, ¿abre puertas?

Obtener un sobresaliente o una matrícula en si mismo no es algo importante. Son datos que sin embargo, pueden revelar o dar pistas sobre una actitud: mis mejores calificaciones durante la carrera fueron siempre en proyectos, y en proyectos hice también mi tesis doctoral y he sido profesor, una asignatura en la que siempre destacaba porque me apasionaba, llenaba todas mis horas e incluso quitaba horas a las demás asignaturas, a las matemáticas o al urbanismo por ejemplo, en las que fui un estudiante más.

No se va por ahí con el currículum escrito en la frente. Creo que las puertas las abre uno mismo con su actitud ante las cosas. Y este tipo de datos puede hacer que depositen la confianza en uno, pero al final hay que demostrarlo en el día a día.

Alumno y profesor de arquitectura, profesor de arquitectura y alumno, ¿un juego inagotable de intercambio de conocimientos? ¿Dónde te encuentras mas cómodo?

La enseñanza en efecto es algo de doble sentido en una misma dirección. No sabría decir si uno enseña más siendo profesor o aprende más siendo alumno. Sí creo efectivamente en ese juego inagotable de intercambio y me parece algo esencial que no debe olvidarse en la trayectoria profesional que cada uno desarrollemos. En las obras y en la escuela, en la profesión y en la vida: decir lo que se piensa y hacer lo que se dice. Tan sencillo como eso, y a veces tan difícil. Quizás en el lado de la mesa del profesor tienes más seguridad, sientes más confianza y eso te puede dar cierta sensación de tranquilidad o comodidad. Pero no es así. Más bien diría lo contrario. A medida que un alumno te va mostrando su proyecto y vas viendo sus dibujos comienzas a analizar, a buscar referencias, a recordar tu experiencia y a pensar qué vas a decir y sobre todo, cómo lo vas a hacer. Y todo ello en apenas unos minutos, delante de una persona que necesita una respuesta. A veces no es muy cómodo, pero siempre es apasionante.

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