Arquitectura deportiva, aeroportuaria, viviendas, oficinas, hospitales, planeamientos urbanos… ¿queda algo que le gustaría realizar? ¿Qué aporta a un estudio la diversidad programática?
No hay un programa específico que uno eche de menos. Lo más divertido de nuestra profesión es que todos los proyectos son diferentes. Aunque los programas se parezcan, siempre están en un lugar diferente y ocurren en momentos distintos. Lo que conlleva a una especificidad que los distingue.
Sin embargo, sí es cierto que la diversidad tipológica es extraordinariamente útil, a la hora de trabajar, ya que te obliga a estar entrenado, a entender cosas que no siempre has entendido, es decir, te obliga a aprender. Es un ejercicio útil para reconsiderar las cosas. Te obliga a hacer los deberes, a comprender por qué las cosas son como son, y por lo tanto nos estimula a cuestionar cosas que a veces se repiten de una manera acrítica.
El estudio se ha especializado en no especializarse. Hay que tener la humildad suficiente de documentarse de una manera seria y asesorarse por los mejores. Hay algo positivo en no haber sido un experto en alguna tipología determinada. Y luego ocurre que acabas siendo premiado por el primer aeropuerto que haces, o por el primer hospital… lo que resulta muy satisfactorio.
Ha realizado proyectos conjuntamente con grandes arquitectos (Jean Nouvel, David Chipperfield, Toyo Ito…) ¿Cómo han influido en su ejercicio profesional? ¿Qué han aportado a su estudio?
Mucho. Tenemos la sensación de haber adquirido en 15 años la experiencia de 40. No sé quién dijo que `uno vive tantas vidas como lenguas habla´.
A nosotros nos ha pasado algo parecido. Colaborar con estos ilustres colegas y amigos, ha sido como vivir varias vidas profesionales. El hecho de obligarse a pensar o entender cómo piensa otro, y a la vez ser fiel a uno mismo, es algo de un enriquecimiento extraordinario, y la experiencia acumulada es como si se multiplicara. La verdad es que ha sido muy útil para nosotros, tanto profesional como personalmente.
Como docente, ¿Qué valores encuentra en las nuevas generaciones de arquitectos? ¿Qué aprende de sus alumnos?
Mucho, sin duda. Yo creo que, en general, los profesores siempre aprenden más de lo que enseñan, es difícil no aprender cuando estás enseñando. Éste es quizás uno de los aspectos más atractivos de la docencia, sin duda ninguna. En todo caso, no solamente porque aprendes de los alumnos -el estudiante siempre enseña al docente – sino porque, además, intentar explicar las cosas te obliga a repensarlas, a entenderlas mejor y de otra manera. Por consiguiente, estos esfuerzos sirven para reflexionar en un mundo en el que a veces no tienes tanto tiempo para hacerlo, porque tener que explicarte algo a ti mismo es más fácil cuando has tenido que explicarlo a otro.
En estos momentos difíciles, ¿Cuál debe ser la apuesta de un estudio de arquitectura? ¿Se encuentra en la internacionalización el futuro del sector?