Frente a la complicada situación del sector, ¿Cómo pueden contribuir los arquitectos al proceso de recuperación?
Creo que profesionalizando el sector. Intentando ser realista con la situación que hay; tanto en la parte de propuesta como en su desarrollo pero sobretodo en la producción. No es conveniente tener estructuras no profesionales. Si esto no cambia, otros colectivos más profesionalizados acabaran haciendo las cosas. Si solamente desarrollamos la parte conceptual o de diseño, el servicio es muy pequeño, muy limitado; y esto no se paga.
Desde su punto de vista, ¿qué principales pasos habría que dar para establecer un proyecto de futuro que genere confianza?
Existe un problema generalizado con el número de arquitectos. Hay una sobreoferta de trabajo. Nosotros como arquitectos no podemos dar confianza en el sector; solo a través de introducirnos en las vías de control técnico y profesional con culturas de trabajo profesionalizadas y demostrables; es decir, estando al día en las tecnologías y exigencias de control. Podemos hacer poco en elámbito económico. Lo único posible sería conseguir un status social o una necesidad que fuese importante como parte del engranaje y del desarrollo arquitectónico.
Un tema muy sensible es el papel que está desempeñando actualmente la Administración; ¿considera que se está haciendo lo adecuado?
La Administración legisla. Posiblemente su visión sea excesivamente generalista y tiene pocas posibilidades de particularizar. Por ejemplo, la belleza no se puede legislar o se legisla difícilmente. La eficiencia también es difícil de legislar sino se ponen los medios o estos no son meramente de control. Eficiencia significa que el servicio de los organismos públicos debe ser eficiente. No podemos decir que por la crisis hemos entrado en una situación de simplicidad y de celeridad sobre la legalidad y sus procesos. Cada vez la normativa conlleva una ralentización de resultados enorme, como en la recuperación de ciudades o en edificaciones que han agotado su vida útil. La rehabilitación en estos momentos no tiene grandes incentivos que permitan reactivar esta actividad como una nueva forma de energía. Energía en el sentido de producción. Incluso cuando uno tiene la fortuna de involucrarse en estos procesos, hay bastantes trabas. Estas pueden ser necesidades económicas, donde el inversor incluso tiene que añadir dos veces el capital del riesgo que corre. Las medidas no pueden basarse en que unos colectivos o comunidades de propietarios se pongan de acuerdo, ya que convierte los procesos en lentos y complejos.
En cuanto a la actividad inversora en la rehabilitación, ¿qué propondría a la Administración? ¿Considera interesantes iniciativas como el Plan PIMA Sol u otros planes similares?
Lo primero que hay que saber es si la rehabilitación realmente toca sectores que lo necesitan. Claramente España tiene un déficit en saneamiento o restauración de edificios que han llegado a su límite de vida útil. No hay muchas medidas para posibilitar esto. Creo que la revisión de los parámetros de edificabilidad y temas de eficiencia- conservación energética tendrían que ser más generosos, mejor sería en exceso. Esto es lo que probablemente pueda alimentar este sector.
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