Martin Heidegger (1889- 1976) fue uno de los filósofos más importantes del siglo XX. Su libro fundamental es Ser y Tiempo, publicado en 1927. Fue su primer libro (a los 38 años), terminado con prisa para poder optar a una cátedra, y prometía una segunda parte que nunca llegó a escribir. En Ser y Tiempo se proponía replantear la pregunta por el ser. El tema no parecía muy actual entonces ni ahora, y menos permitía vislumbrar que algo tan abstruso a primera vista, tuviera la virtualidad de cambiar en muchos aspectos la manera de pensar de todo el mundo. Pero así fue; la “fi losofía de la existencia”, llamada luego existencialismo, produjo un nuevo paradigma en filosofía destinado a reemplazar el tradicional establecido por Platón. En el modelo platónico, prolongado en toda la filosofía occidental, el Ser se identificaba con un ser concreto: idea, sustancia, Dios, materia, energía, sociedad. Esa identificación la metafísica. El Ser era el concepto más universal de la mente y, por tanto, el más vacío: el “Gran cero”, como lo llamó Antonio Machado. Para Heidegger el Ser no es ningún ente, sino ese factor nunca independiente, pero siempre activo, que da sentido a nuestros conceptos y decisiones. Si yo tengo medios de vivir y no tengo obligación de responder a nadie: Dios, padres, sociedad, ¿por qué digo: “Tengo que hacer esto o lo otro? ¿Quién define mi vida como un tener que hacer algo? Llamamos Ser a esa fuerza que convierte la “esencia” del hombre en “existencia”, o sea en vocación, respuesta y programa. Heidegger eliminó de su libro el término “vida humana” y lo sustituyó por existencia. En su tiempo la “vida” se concebía como una variedad orgánica que, a diferencia de los puros animales, segregaba valores espirituales (Ortega y Gasset, Simmel, Rickert). Al definir la vida humana como existencia, Heidegger relegaba la dimensión biológica a mero soporte de la vida en su condición específicamente humana: realización de sí misma como respuesta a la llamada del ser, que es la búsqueda de la verdad y autenticidad. Al sustituir la palabra vida (con sus adherencias biológicas) por existencia, la filosofía de Heidegger elimina toda posibilidad de racismo. Y por otra parte, la idea del yo como esencial abertura al otro, le permitió presentar la dimensión social del individuo superando el extremo individualista de Freud y el socialista de Marx. Los puntos mencionados explican por qué el existencialismo se convirtió en un nuevo humanismo.
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