Esto hace que la primera idea con la que se encuentran los arquitectos sea el pensar la escala y el carácter de la intervención, en el enfrentamiento y el diálogo con este borde, el canal y el Koppelpoort. Siendo especialmente delicados la interacción del nuevo edificio y la calle, así como su carácter de plaza pública cubierta, en la que se organizan los principales accesos al Instituto de Conocimiento.
El uso de vidrio, dentro de la fachada, ofrece grandes posibilidades técnicas, para el control solar, garantizando un adecuado clima en el interior del edificio, sobre todo dentro de los espacios comunes de gran altura. La fachada, con su figura quebrada, resuelve las múltiples geometrías que tiene el espacio libre al que se enfrenta, así como los volúmenes construidos, de diferentes escalas, del ámbito cercano.
El programa del edificio, repartido en cinco plantas, se desarrolla tras este plano inclinado. La plaza cubierta generará la entrada al nuevo edificio, cubierta por el muro cristalino inclinado y una marquesina horizontal.
Gracias a esta fachada prismática y acristalada, con la luz del atardecer se revelará la vida pública de su interior, mientras ilumina los caminos del parque a quienes se aproximan o atraviesan Amersfoort desde Spui, Smallepad, la pasarela peatonal sobre el Eem y el Kopperpoort.