El estudio ALEM Arquitectura ha desarrollado un proyecto arquitectónico en Griñón, al sur de Madrid, que consiste en la construcción paralela de dos viviendas unifamiliares adosadas. Ambas comparten una estética moderna y cálida, pero cada una ofrece una distribución única, adaptada a las necesidades específicas de sus propietarios. La obra destaca por su armoniosa combinación de materiales y texturas, creando un conjunto equilibrado y funcional que garantiza confort y estilo.
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ToggleDesafío de coordinación y personalización
El principal reto del proyecto fue armonizar los gustos de los propietarios y coordinar los tiempos de ejecución para que ambas viviendas avanzaran simultáneamente. «Trabajamos codo a codo con cada propietario, ajustando sus preferencias y buscando soluciones colaborativas que facilitaron la fluidez del proceso», explica Ana Monteagudo, fundadora de ALEM Arquitectura, quien ha trabajado junto a Óscar Bernedo en el diseño de las viviendas.
El conjunto se caracteriza por un exterior que combina piedra blanca escarfilada, revestimiento monocapa en blanco y carpintería en negro. La piedra escarfilada aporta una textura natural y elegante que define el carácter del proyecto. «El cuidado en el corte de cada pieza, realizado por la constructora, ha sido fundamental para lograr la armonía y naturalidad del diseño», añade Monteagudo.
Un diseño exterior coherente y funcional
Ambas viviendas cuentan con un voladizo que forma un porche cubierto, aunque con geometrías diferentes. La zona ajardinada y el aparcamiento se complementan con un elegante suelo de gran formato en porcelánico de acabado cemento, y una iluminación en tono oscuro que realza la fachada. En una de las casas, se ha añadido una piscina en la zona trasera, iluminada de forma integrada.
Diversidad en la distribución interior
La personalización de cada vivienda ha dado lugar a dos diseños interiores totalmente distintos. La primera vivienda, con 350 m² de parcela exterior y 190 m² construidos, se organiza en dos niveles: planta baja y primera planta. En la planta baja, se integran salón, cocina y comedor en un espacio diáfano, junto con un cuarto de lavandería, un baño completo y un dormitorio-despacho. En la primera planta se encuentran tres dormitorios, uno de ellos en suite, junto con un vestidor y un baño.
La segunda vivienda, con 267 m² exteriores y 233 m² interiores, se distribuye en tres plantas. En la planta principal, la cocina, comedor y salón se integran en un espacio en forma de L, complementado por un baño de cortesía y un dormitorio-estudio. La primera planta alberga tres dormitorios, uno en suite, además de un vestidor y un baño. El sótano se ha diseñado como un amplio espacio diáfano ideal para eventos, con un garaje cerrado en la planta baja.
Compromiso con la sostenibilidad
El proyecto integra soluciones sostenibles, como un sistema de aerotermia de alta eficiencia, complementado con suelo radiante y refrescante. Además, se ha optimizado el aislamiento de la envolvente y se han instalado carpinterías exteriores de aluminio con rotura de puente térmico. Estas medidas garantizan un alto rendimiento energético y confort interior en ambas viviendas.
Un diseño que conecta el exterior e interior
La piedra escarfilada se utiliza tanto en el exterior como en el interior, creando una continuidad estética entre ambos espacios. Este material, que parece trepar por las paredes interiores, aporta coherencia al diseño y refuerza la armonía del conjunto. Además, las escaleras, que varían en cada vivienda, están cuidadosamente diseñadas para resaltar la doble altura y la luminosidad de los espacios, con detalles como la integración de luces LED y focos decorativos.
Estética y funcionalidad en el interior
La planta baja de la primera vivienda destaca por un espacio abierto que integra salón, cocina y comedor, con materiales que combinan la madera, el blanco y el gris en armonía. La cocina minimalista, con isla central, se complementa con un mobiliario en blanco y madera natural. En la primera planta, los baños mantienen la simplicidad, con lavabos volados y grifería negra.
La segunda vivienda presenta una planta baja diáfana, con un salón-comedor bañado por luz natural, y una cocina independiente que combina el blanco, la madera y el negro. El baño de cortesía y los detalles en negro y dorado aportan carácter a la vivienda. El sótano alberga un espacio para eventos, con una vinoteca y un jardín vertical, mientras que la primera planta está destinada a los dormitorios, con un diseño personalizado para cada uno de los espacios.
Este proyecto de ALEM Arquitectura destaca por su capacidad para combinar la uniformidad en el exterior con una profunda personalización interior, creando viviendas únicas, funcionales y sostenibles.