Y es que, junto a su socio Rafael Llamazares, ha sabido convertir los momentos complicados en oportunidades reales de crecimiento. Haber tenido la oportunidad de visitar su estudio, A-cero, repleto de actividad y de mesas ocupadas, y de charlar sosegadamente con él más de dos horas, ha sido toda una experiencia. Pero una experiencia que, sobretodo, nos ha hecho reflexionar… coyuntura, escenarios, oportunidades, caminos, estrategias…
¿Frente a la complicada situación que vivimos, y como revulsivo, ¿qué esta haciendo desde el estudio A-cero?
Nosotros apostamos por la calidad, la innovación y, sobre todo, por ofrecer al cliente mayores y mejores soluciones para conseguir un producto final mucho más competitivo. Intentamos tener una actitud activa e ir por el trabajo (lugar, circunstancias, oportunidades…).
¿Considera que la exportación de nuestra Arquitectura es la mejor apuesta que deben hacer los estudios? ¿Cuál esta siendo su experiencia?
Para competir en un mercado internacional es fundamental una dimensión de estudio adecuado. Son imprescindibles las «alianzas» y los «acuerdos» entre estudios más pequeños y a los arquitectos nos cuesta mucho llegar a este tipo de relaciones. La vanidad de los arquitectos nos impide en determinadas ocasiones ser prácticos…
Nosotros estamos intentando apostar por la internacionalización, pero reconozco que es mucho más complicado de lo que aparenta. Creo que los españoles estamos muy mal acostumbrados y nos guste poco o nada la «movilidad». Es verdad que estamos logrando éxitos en los emiratos y en países como Líbano pero las cosas a niveles burocráticos son complicadas y creo que nuestro cuerpo diplomático ayuda más bien poco.
¿Cómo esta afectando y cree que afectará próximamente la actual coyuntura de la profesión? ¿Opina que existe un antes y un después?
Creo firmemente que vamos a tener que cambiar mucho la mentalidad y para ello los jóvenes lo van a tener más fácil. Esta crisis ha supuesto una fuerte llamada de atención y espero que sepamos reaccionar y poner los medios para convertirnos en una profesión de servicio… mucho más accesible, cercana y profesional.
Considero que el ser humano tiene una enorme capacidad para olvidar «lo malo» y que volveremos a caer en los mismos errores… me gustaría pensar que no pero, sinceramente, soy bastante escéptico.