Nos encontramos ante un proyecto el cual no se encuentra presionado por el boom inmobiliario, o por la necesidad de una imagén icónica de marca, sino que en este caso se dio la agradable situación de que el cliente era también promotor, arquitecto, constructor y usuario. La intención inicial del encargo era sencilla: construir un edificio para albergar la actividad de IDOM que a la vez le representara y se convirtiera en tarjeta de visita para sus clientes. Ser capaces de explicar desde su sede física su cultura y sus procesos de trabajo. Una oportunidad para convertir un edificio en escaparate de su filosofía. Era obligado hacer de la energía, los sistemas portantes, la climatización, la luz, la orientación, la gestión del agua o del espacio y las estrategias sostenibles, la razón final de los códigos sobre los que se apoyan las referencias formales y arquitectónicas, y no al revés. Olvidar muchas referencias e imágenes, cargarse de razones y trabajar con una premisa nueva: la idea no se impone a la realidad, la idea nace de las necesidades que impone la realidad. Un ambiente más cercano a un lugar doméstico que rompiera los axiomas del edificio de oficinas tradicional. Un espacio sin falso techo, sin falso suelo, con carpinterías de madera, conductos de tela, paredes de fábrica vista, impulsión de aire a baja velocidad y temperatura ambiente, ventanas practicables, en definitiva una no-oficina. Climatización en base a sistemas radiantes (TABS) aprovechando la alta inercia térmica de la estructura y de sus forjados postesados de hormigón. Una impulsión de aire exclusivamente concebida para la renovación a baja velocidad desde conductos de tela limpiables y sin contaminación acústica. Grandes luces estructurales que permiten un espacio fluido y flexible. Protección solar a sur y luz matizada de norte. Una percepción de un lugar continuo tanto en horizontal como en vertical. Un entorno donde se introducen fragmentos de naturaleza, jardines colgantes, fachadas vegetales. Una correcta estrategia de reutilización del agua aprovechado a su vez para el disfrute visual y acústico. Un edificio de costo razonable, mantenimiento sencillo, fácil de usar y entender, flexible, amable en su presentación, pronto a los cambios, bueno – bonito – barato, maximalista en su pretensión. Altamente tecnificado con baja tecnología. Complejo en su concepción, sencillo en su resolución.
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