Con las últimas incorporaciones arquitectónicas, Logroño mantiene su interés, reclamando un protagonismo más allá del vino de la comarca, e intentando subsistir al envite del enoturismo, al que están contribuyendo fuertemente muchos arquitectos de renombre. Gracias a las zonas verdes y a los espacios de ocio, Logroño muestra su apuesta por convertirse más en una ciudad basada en la calidad de vida. En octubre del año 2000 se daba a conocer el ganador del “Concurso con participación de jurado, de una propuesta técnica o idea para la construcción del Palacio de Congresos de La Rioja”, convocado por la Consejería de Turismo y Medio Ambiente de la Comunidad Autónoma de La Rioja. José Manuel Barrio y Alberto Sainz de Aja serían los encargados del diseño, basando la documentación presentada en la consecución de un triple objetivo: “Solucionar las necesidades programáticas y funcionales; y responder urbanística y arquitectónicamente al entorno en que se implanta, y dotar a la ciudad de un edificio al mayor nivel representativo”.
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