De paseo arquitectónico por Barcelona, y tras visitar el bello conglomerado de obras de Montjüic y contemplar el embelesador espejismo de la torre Marenostrum, uno puede acercarse a la playa de la Barceloneta. Allí, junto al Hospital del Mar, en cuya ampliación ya trabajaron Manuel Brullet y Albert de Pineda juntos hasta 1992, se erige el Parc, cuya impactante volumetría elíptica consigue un vacío observador del mar, creando una independencia arquitectónica necesaria respecto a las torres Arts (SOM) y Mapfre (Ortiz León) y el Pez de Oro (Gehry), e integrándose en su entorno mediante la aplicación de un perfil suave y acogedor.
En un solar de 9.000 m2 a escasos metros de la playa de la Barceloneta, aparece imponente la estructura del PRBB. Un edificio de nueve plantas sobre rasante y tres bajo el terreno que, aún a pesar de su aspecto ligero y aireado, da capacidad a multitud de laboratorios y centros de investigación dentro de sus 55.000 m2 de superficie edificada.