Primeras iniciativas de innovación tecnológica y urbanismo en el siglo XIX
Durante el siglo XIX las ciudades europeas incorporaron numerosas infraestructuras y tecnologías como el gas, el agua o la electricidad que dieron lugar a la aparición de una dinámica expansionista, que se articuló con diferentes lógicas espaciales. El retraso en el inicio de la industrialización española se había producido por la carencia de materias primas y de productos energéticos básicos, por un escaso espíritu empresarial, por la poca disponibilidad de capital, por un notable atraso tecnológico, por una limitada demanda de productos industriales, por una situación exterior desfavorable y por una política industrial inadecuada. Como es sabido, Barcelona iniciaría su Revolución Industrial con la entrada en la ciudad, en 1855, de la primera máquina de vapor. En esta misma época, Málaga iniciaría también su industrialización. Ambas ciudades experimentaron un crecimiento industrial paralelo pero con distintas características, derivadas de la composición de sus respectivos tejidos industriales.