Poco a poco, la placa de yeso laminado (PYL) se ha ido convirtiendo en uno de los materiales imprescindibles en la nueva construcción. Sin embargo, no se trata de un producto recién nacido. Como explica Antonio Molina, secretario general de la sección de PYL de la Asociación Técnica y Empresarial del Yeso (ATEDY), “cuando la PYL aparece en España en los años ochenta, ya era un material desarrollado y totalmente introducido en Europa y Estados Unidos, con unas características muy conocidas y con grandes ventajas sobre el resto de soluciones constructivas existentes en el mercado”. No obstante, el desembarco no ha sido sencillo, puesto que en el mercado español se encontraron ciertas ‘resistencias’. “Las empresas que lo introdujeron en España conocen las dificultades con las que se encontraron, ya que el mercado de la construcción era muy tradicional, con unos oficios ‘estancos’ y rutinarios, así como unos diseñadores acostumbrados a una manera determinada de proyectar. Ante eso, se plantearon la introducción del producto sin prisa, sabiendo que era para años, pero no pararon en sus actuaciones y en el diseño de una implantación para el futuro”, indica Molina. En este sentido, Rosana Gallego, responsable de Marketing de Knauf, reseña que, “dado el origen familiar del mercado, fue difícil entrar en España por lo rompedor que era el sistema frente a la tradición constructora con ladrillo existente en nuestro país”.
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