En el corazón del barrio de la Calle Alta, cerca del histórico barrio del Cabildo, se ha presentado una ambiciosa propuesta urbanística que promete transformar significativamente el entorno. El proyecto, liderado por el equipo de arquitectos de Teamgram -Paula Santillana Astuy, arquitecta por la Universidad de Navarra, Juan Carlos Quintana de la Fuente, arquitecto por la Universidad de Valladolid, y Luis de Prada Pareja, arquitecto por la Universidad Politécnica de Madrid.-, se centra en la construcción de un edificio innovador que albergará 66 viviendas de protección oficial. Destacan especialmente las 4 unidades diseñadas para personas con discapacidad, evidenciando un compromiso con la accesibilidad universal.
La iniciativa incluye la cesión de las dos primeras plantas al Estado para uso administrativo, mientras que las tres plantas bajo rasante se destinan a garajes y trasteros, ofreciendo así soluciones integrales para los residentes y el entorno urbano circundante. Un aspecto clave del diseño es la creación de un espacio verde de aproximadamente 3.000m² al sur del edificio, pensado como zona de recreo y encuentro para la comunidad.
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ToggleLas claves del proyecto de Teamgram
El edificio se distingue por su arquitectura singular: un volumen en forma de anillo hexagonal con un amplio patio interior, favoreciendo la iluminación natural de las viviendas que se distribuyen en anillos parciales. Esta disposición no solo maximiza la luz solar sino que también fomenta un ambiente comunitario dentro del complejo residencial.
Desde el punto de vista funcional, las plantas se organizan de manera eficiente. Las dos plantas destinadas a oficinas se integran armoniosamente en el terreno, sirviendo de base para las plantas superiores de viviendas. Además, las áreas de garaje se distribuyen en un esquema de anillo que facilita la circulación de vehículos de manera fluida y cómoda.
El diseño del edificio no solo busca integrarse respetuosamente con los edificios históricos circundantes, como el antiguo Hospital de San Rafael y el convento de las Clarisas, sino que también propone un contraste estilístico que enriquece el paisaje urbano. Las fachadas, por ejemplo, rompen con la tradición convencional mediante una disposición que enfatiza la singularidad y evita la monotonía visual.
Un residencial eficiente y sostenible
En términos de sostenibilidad y eficiencia energética, el proyecto incorpora tecnologías modernas como fachadas ventiladas y un sistema centralizado de aerotermia, respaldado por calderas de condensación de gas natural. Esto no solo garantiza un alto estándar de confort para los residentes, sino que también reduce significativamente el consumo energético y las emisiones.
Desde una perspectiva social y comunitaria, el proyecto busca revitalizar la zona con espacios públicos accesibles y áreas comunes que promueven la interacción entre los vecinos de todas las edades. La nueva zona verde al sur del edificio se posiciona como un punto de encuentro vital, enriqueciendo el tejido social del barrio y proporcionando un entorno de calidad para eventos comunitarios y actividades recreativas.
En resumen, este desarrollo arquitectónico no solo aspira a mejorar la calidad de vida de sus residentes mediante viviendas accesibles y eficientes, sino que también se presenta como un motor de regeneración urbana para la ciudad, consolidando su papel como un espacio dinámico y vibrante en pleno centro urbano.