La puerta siempre ha sido un elemento muy cuidado, estando presente a lo largo de la historia de la arquitectura de cualquier cultura o sociedad. Esto se debe a que la primera visión que tenemos de la casa o del edificio, es ella. Por eso se suele diseñar en armonía con la fachada para así poder expresar el carácter del edificio y de sus usuarios. Actualmente, la arquitectura ha elevado la puerta más allá de su funcionalidad, buscando que transmita sensaciones a través de la incorporación de nuevas líneas, volúmenes y formas.
Pocos elementos pueden cambiar tanto el aspecto de una vivienda como la carpintería. Por este motivo, es primordial elegir el material y los acabados adecuados.
La puerta exterior siempre ha estado relacionada con el estilo arquitectónico del edificio, mientras que, por el contrario, las puertas interiores suelen vincularse más con el mobiliario y el diseño de interiores. Por lo que, dentro de la vivienda, si lo que se desea es conseguir un acabado atemporal el material que se deberá elegir es la madera.
Pero, ¿Qué valores nos aporta la madera?, es un material renovable, disponible de manera ilimitada, siempre que se respeten los principios forestales adecuados, su extracción y elaboración es sencilla, en comparación con materiales competidores. En relación con sus propiedades resistentes, es un material muy ligero, lo que la hace un elemento muy importante y competitivo dentro del terreno estructural. Otra de sus características más importantes, es su ductilidad, lo que permite una puesta en obra muy fácil, empleando medios auxiliares sencillos. Además, debido a sus valores ecológicos, estéticos, etc., es más atractiva que los materiales artificiales o sintéticos. Por lo que, podemos indicar que, gracias a estas cualidades, la madera es un material idóneo para la fabricación de puertas.
A parte de todas las ventajas anteriormente citadas, dentro del sector de la carpintería y de la construcción, ofrece gran cantidad de ventajas ecológicas, para su producción no se invierte gran cantidad de energía, ya que los árboles utilizan la energía solar para desarrollarse, por lo que la energía necesaria para transformar la madera en los productos finales, (puertas, ventanas, muebles, etc,) es mucho menos que la necesaria para el aluminio, el acero o el PVC. Además, siendo un producto, totalmente natural, es un recurso, que si se realiza un aprovechamiento y procesado sostenible no perjudica al medio ambiente. Finalmente, cuando termina la vida útil de la madera, ésta puede reciclarse, generando nuevos productos, como tableros, lo que no ocurre con los otros materiales.