Como tantos otros, el mercado español de puertas de madera, uno de los más prósperos de los últimos años, no ha salido indemne de la crisis económica y el estallido de la burbuja inmobiliaria. De eso no cabe duda, tal y como lo ponen de manifiesto los propios fabricantes y avalan las cifras del sector. Así lo reconoce Tomás Rubio, presidente de la Federación Española de Industrias de la Madera (FEIM) y de la Asociación de Carpintería Industrializada de Madera (ASCIMA); Vicepresidente del Comité Ejecutivo de la Confederación Española de Empresarios de la Madera (CONFEMADERA) y gerente de Barnizados y Montajes Villacañas (Barmovi). En este sentido, Rubio apunta que “desde que se produce el estallido de la burbuja inmobiliaria, en septiembre de 2007, comienza a desplomarse el número de viviendas iniciadas anualmente desde las más de 900.000 en los años más álgidos, a las menos de 100.000 con las que se terminó el pasado 2010”, un hecho que ha calado de lleno en el sector de puertas, “que destinaba el 75% de su producción al equipamiento de obra de vivienda nueva”. Como consecuencia de este desplome, Pedro Martínez, Presidente de la Asociación Nacional de Puertas de Madera señala que “sobra el 70% la capacidad productiva para el mercado interior”, cifra que Rubio sitúa en el 65%. Y es que, en la época de mayor auge inmobiliario, el grueso de compañías del sector optaron por dar una mayor dimensión a sus fábricas para hacer frente a la gran demanda entonces existente. Acciones que en la mayoría de los casos supusieron fuertes inversiones tanto económicas, a las que ahora se debe hacer frente, como de capital humano, de ahí que, en el conjunto del sector, se haya procedido a una importante regularización de plantillas.
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