En 1992 se inicia (desde mayo de 2006), se pone en funcionamiento esta importante infraestructura científica. El Sincrotrón Alba, posible gracias a la financiación compartida entre Gobierno Central y Generalitat, se encuentra en Cerdanyola del Vallès, a 20 kilómetros al Norte de Barcelona. Sin embargo, no será hasta el próximo año cuando funcione a pleno rendimiento, dando cabida a experimentos de empresas y científicos, que podrán utilizar las siete salas disponibles. Está previsto que anualmente utilicen estas instalaciones unos 1.000 investigadores, durante sus aproximadamente 30 años de vida útil estimada. El sincrotrón: el corazón de Alba A diferencia de sus hermanos del resto de Europa, Alba incorpora en su maquinaria algunas diferencias relevantes: tiene imanes bipolares del anillo segmentables (otros son de una pieza), la inyección de electrones se hará de forma continua (en otra instalaciones ‘matan’ el haz una vez al día y lo inyectan de nuevo en la siguiente jornada), e incorpora sistemas de radiofrecuencia diferentes. Sin embargo, su estructura y función es similar: Alba incluye los mismos tres componentes básicos. Un acelerador lineal genera el haz de electrones de hasta 100 megaelectronvoltios (MeV), desde donde los electrones pasan al acelerador circular de 140 metros de diámetro (270 de perímetro), incrementando la energía producida hasta los 3 gigaelectronvoltios (GeV), parte del proceso que ya está funcionando con éxito. Finalmente, el haz se inyecta en un anillo interior de almacenamiento de 90 metros, todavía en fase de construcción, donde permanece y se distribuye a las salas de estudio. Con este laboratorio, los científicos estudiarán en directo reacciones químicas que apenas duran fracciones de segundo, pudiendo aplicar esta investigación en estudios de física, química, medicina, biología, y un largo etcétera. El Sincrotrón Alba está diseñado para soportar hasta 33 líneas experimentales, aunque por ahora funcionará con siete que se están montando ya: tres de las líneas ya aprobadas se dedicarán al campo de la biología, dos a las ciencias de los materiales y otras dos a la nanociencia y microelectrónica. Además, se han aprobado otras tres, pero condicionadas a la disponibilidad de fondos. Con una plantilla actual de 140 personas, el sincrotrón tendrá un coste anual de funcionamiento de 16 millones de euros.
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