Muchas de las instalaciones existentes en el parque inmobiliario más antiguo de nuestro país aún utilizan tuberías de plomo, de hierro o incluso conducciones hechas en fundición de bronce. Sin embargo, hoy en día estos materiales se han vuelto obsoletos, debido a que suelen acumular óxidos y, en algunos casos, resultan ser tóxicos para los seres humanos.
Por todos estos factores, en la actualidad se utilizan dos grupos de tuberías, las de metal y las de plástico. Dentro de estas últimas, las más utilizadas son las de PVC (policloruro de vinilo), las de CPVC (policloruro de vinilo clorado) y el PEX (polietileno reticulado). Entre las tuberías de metal, las más habituales son las de cobre, acero inoxidable y las de acero galvanizado.
No obstante, las tuberías de cobre y las tuberías de PVC han llenado el mercado. Cada una de ellas tiene propiedades y características especiales para cubrir necesidades específicas según la construcción, el clima y el uso que se le dará a la misma.
Ambas tipologías presentan varias ventajas similares, tales como su carácter ligero, su bajo coste y su buena resistencia al paso del tiempo. También se parecen mucho en cuanto a los modos de unión y adaptación a los ciclos de dilatación. Estas similitudes hacen difícil la decisión de decantarse entre uno y otro material.
Sin embargo, algunos expertos recomiendan que las tuberías de cobre se empleen para el abastecimiento, mientras que las de PVC pueden emplearse para la evacuación de aguas residuales al drenaje. Pero, esto está cambiando ya que, como hemos comentado, ambas tienen características muy similares, son ligeras, aguantan bien el paso del tiempo y su coste no es elevado. Además, cuentan con muy pocas diferencias en el modo de unión y en la resistencia a los ciclos de dilatación. Por estas razones, a la hora de decantarnos por la elección de un tipo u otro de tubería para instalar en casa, la decisión no resulta fácil.
En definitiva, la instalación del sistema de tuberías en una construcción nueva o en una ampliación o reforma de la misma exige un análisis exhaustivo para determinar el tipo de materiales que se deben emplear, de modo que su funcionalidad garantice operar por el mayor tiempo posible de forma correcta.
Diseño del sistema
A la hora de diseñar los diferentes sistemas de tuberías de un edificio lo primero que se tiene en cuenta es que cumplan con garantías todos los requerimientos técnicos.
Actualmente, en opinión de Sergio Toribio, Head of Application Management de Uponor, tanto los estudios de arquitectura como de ingeniería, hacen especial hincapié en sistemas higiénicos, confortables y flexibles, evidentemente, sin dejar a un lado la seguridad y la durabilidad de las instalaciones. Cada día más, “estos estudios buscan soluciones que permitan evitar problemas bacteriológicos, como puede ser la Legionella, problemas de ruidos de agua, que afectan al confort del usuario final y, por último, la facilidad a la hora de instalarlos”.
Por otro lado, Laura Alonso, Directora de Calidad e I+D, de Multitubo, destaca que “para una ingeniería lo que prima especialmente es la seguridad del sistema, valorando otros factores como son la calidad de los productos utilizados, su fiabilidad, y últimamente, factores que atañen a la mejora de la eficiencia energética de las instalaciones en los edificios (por ejemplo, materiales que reducen las pérdidas energéticas y minimizan las condensaciones)”.