El proyecto se centra en las características urbanísticas, territoriales y el contexto ambiental. La composición espacial es predominantemente horizontal, se une a la superficie del muelle configurado como un bloque monolítico, que se presenta como una extrusión de este, unidos ambos por el uso de texturas similares.
En este sentido, se hizo un intento de armonizar el edificio con el paisaje, sin traicionar las necesarias diferencias entre lo antiguo y contemporáneo. Estas circunstancias nos llevan a establecer un edificio único, abstracto, que podría ser el centro de atención del vacío urbano que rodea «el muelle».
El proyecto adquiere una doble función como terminal marítima con la seguridad y el control necesarios durante el embarque y desembarque de pasajeros; y un propósito claro dado por la presencia de los servicios públicos y la administración, un punto de vista de la ciudad. La presencia repetida de formas triangulares como plan de elevación, ayuda a alcanzar estos objetivos y, al mismo tiempo, evocar formas pertenecientes al paisaje portuario, tales como la vela y pequeñas embarcaciones. Estas geometrías se utilizan tanto para la configuración de la planta baja, así como para la parte superior que recupera, con mejores vistas por su mayor altura, la superficie libre ocupada por el edificio.