Tras muchos años especializado en la creación de edificios de transporte, Luis Vidal, ha vertido su experiencia y conocimiento en un nuevo modelo hospitalario, al que denomina “hospital aeroportuario”. Este término, acuñado por su estudio, Luis Vidal + Arquitectos (LVA) define un modelo cuyos principales rasgos se pueden identificar en el Hospital Can Misses de Ibiza, recientemente inaugurado.
Se propone un edificio que mantiene la integridad de la arquitectura en todas las etapas de desarrollo a través de la modularidad y flexibilidad. La columna vertebral lineal se realiza pensando en la futura necesidad de los posibles crecimientos, ajustes o ampliaciones, sin perder calidad original y la integridad del diseño. Se evitan áreas redundantes, lo que significa una reducción sustancial en el precio de la construcción y el mantenimiento. Este nuevo diseño hospitalario permite una reducción de superficie construida, de alrededor del 20%, con respecto a los hospitales modernos.
El planteamiento arquitectónico reinterpreta la arquitectura ibicenca, fragmentando los volúmenes y utilizando el blanco como color exterior predominante: de este modo, siendo el edificio más grande de la isla, se integra con su entorno. El edificio de ampliación tiene el doble de superficie que el existente y alberga todos los servicios propiamente sanitarios. Del mismo modo, el existente se reforma para y logística, dejando liberada una gran superficie para futuras ampliaciones u otros usos.
La estructura concebida para Can Misses está caracterizada por la optimización del espacio de circulaciones, que reduce la superficie construida aproximadamente en un 7%, con un ratio de 1.60 entre superficie construida/útil.
El esquema de circulaciones se estructura mediante una espina central y núcleos verticales especializados que emplazan cada servicio en su lugar óptimo. Así, los usos se organizan independientemente según las necesidades y se configuran de forma autónoma, aunque conectados y comunicados. La organización y proximidad de los servicios se realiza en función de su carácter, agrupando los ambulatorios en un extremo y los internos en el otro. El resultado de esta organización es una polaridad programática que permite la gestión eficaz de los flujos circulatorios y la eficiencia en los procesos de traslado del paciente.
Adicionalmente, en el edificio se diferencian tres grandes paquetes funcionales: un basamento de tratamiento, una planta técnica de conexión que da servicio a todo el hospital desde el edificio actual, además de albergar parte de las instalaciones generales, y sobre esta planta técnica, las unidades de hospitalización con una proximidad mayor al área de servicios internos.
La urbanización de la trasera del edificio se ha concebido como áreas de expansión, zonas de descanso y jardines privados. De esta manera, este ritmo de edificación, junto con el concepto de “jardín secreto” privado, propician una reinterpretación conceptual al modelo hospitalario tradicional.
Este concepto de “hospital aeroportuario” busca crear un edificio más humano, donde la arquitectura encuentre su dimensión curativa al servicio del bienestar del individuo. En este modelo, los pacientes se asimilan a los pasajeros, individuos en situación de estrés, para los que la arquitectura busca reducir su nivel de ansiedad consiguiendo el máximo bienestar; el personal sanitario se asimila al personal de tierra de un aeropuerto, que dispone en los edificios terminales de rutas y comunicaciones segregadas.
Can Misses incorpora espacios para el descanso, la relación del paciente, el refugio y la disminución del estrés para el personal, el enfermo y los familiares; en estos lugares se utilizan materiales atemporales, una buena elección de colores y todos aquellos elementos necesarios para mejorar el bienestar de las personas a su paso por el hospital.