La forma exterior de la escuela se asemeja a una cinta continua que se entrelaza de manera ascendente, representando el progreso de la educación de un niño. El espacio de circulación del edificio será una rampa continua y sinuosa donde un solo pasillo entrelaza todas las áreas y está constantemente aumentando en altura. La cubierta será una zona de juegos, dejando la posibilidad de ser un colector solar en el caso de que esto fuera requerido.
La fachada se compone de cristales y placas de colores siguiendo la cromología del arcoíris, lo cual genera una imagen divertida y amistosa, en contraste con las escuelas emblemáticas, sus colores invitan al estudiante a un espacio de juego y conocimiento. Algunos colores en el ambiente ayudan a los niños y a los adolescentes a realizar actividades diferenciadas. Por ejemplo, los lugares en los que predominan los colores cálidos -como los naranjas o rojos- son buenos para estar activos y hacer ejercicio, mientras que los lugares en los que predominan los colores fríos -como los azules o verdes- son mejores para la concentración. Consecuentemente con esta idea cromática, los colores se irán alternando de acuerdo a las actividades que se desarrollen en los espacios correspondientes.
La yuxtaposición de la fachada continua crea una homologación en el aspecto exterior de las funciones internas y estas únicamente se diferencian a través de su color. El cerramiento va alternando llenos y vacíos, cristales y placas ciegas, lo que da un sentido de permeabilidad rítmico entre el interior y el exterior, entre la educación y la vida al aire libre.