Al desarrollo de la fachada cerámica, como solución arquitectónica, ha contribuido especialmente la relación del fabricante con el arquitecto. Este último, que tiene la oportunidad de conocer los sistemas de producción y transmitir sus necesidades al fabricante, diseña la fachada a medida. A su vez el fabricante, gracias a esa buena comunicación con el arquitecto, explora con nuevas soluciones técnicas, e innova mejorando las características de sus productos. Como resultado los arquitectos, gracias a las altas prestaciones que ofrece este material, crean nuevas soluciones de fachadas eficientes, con colores y diseños novedosos.
Y es que, cuando consideramos la opción de la fachada cerámica frente a otros materiales, nos encontramos con una solución que aporta propiedades estéticas, garantizando una combinación gráfica gracias a su tratatiento superficial (mate, brillo, con o sin relieve…) y a su amplia gama de colores. También nos encontramos con otras propiedades técnicas que garantizan un amplio nivel de prestaciones, posibilitando el aplacado -con anclajes mecánicos- que permite, entre otras ventajas, la posibilidad de sustitución de piezas o acceso a la pared exterior de la edificación. A todo ello habría que añadir propiedades como la incombustibilidad, la ausencia de generación de cargas, la resistencia a agresiones químicas, a la abrasión, al agua, etc.