Actualmente parece que se están visualizando pequeños síntomas de recuperación del sector, ¿opina que es así? ¿Cómo están contribuyendo los arquitectos a este proceso?
Es evidente que hay una reactivación del sector inmobiliario pero muy localizada, tanto geográficamente, como tipológicamente.
La reestructuración bancaria, la estabilidad macroeconómica, la caída de los precios, y la falta de rentabilidades interesantes en otros sectores, ha hecho que, en gran medida, la inversión extranjera, y también el capital inversor español hayan vuelto sus ojos a las oportunidades que, sin duda, se presentan en las grandes capitales (no sólo Madrid y Barcelona, aunque fundamentalmente en ellas). Esta reactivación se concentra en actuaciones de gran escala, en donde importantes paquetes inmobiliarios han cambiado de manos en operaciones más financieras que inmobiliarias. Sin embargo, también se localiza en intervenciones de rehabilitación en el centro de las grandes ciudades, algunas de gran calado como hemos visto recientemente (Canalejas, Plaza de España, etc.) Es una buena noticia, que invita a un cierto optimismo, aunque realmente no supondrá un vuelco en la situación del sector.
Venimos de una crisis tan profunda y unas cifras tan bajas de nueva construcción que cualquier variación al alza de estos datos es esperanzadora, pero realmente para una verdadera recuperación hace falta una reactivación más intensa del empleo y de la confianza, que son los factores que permiten que la recuperación del sector la protagonicen las clases medias, y no sólo la inversión extranjera o los productos inmobiliarios “prime”.
Los arquitectos desgraciadamente somos ajenos e impotentes a las grandes fuerzas macroeconómicas que mueven nuestro sector, tanto en épocas de bonanza como en épocas de crisis.
En ambas etapas, cuando va bien o cuando va mal, la contribución de los arquitectos está en ejercer nuestra profesión con responsabilidad, sensibilidad y seriedad. En esta nueva etapa, los arquitectos podemos ayudar no sólo con nuestra capacidad técnica y nuestra creatividad, sino con todo lo que aprendido durante esta crisis, de tal modo que podamos contribuir a que los planteamientos inmobiliarios sean siempre comedidos y verosímiles.
En el pasado, los arquitectos carecíamos, en la práctica, de una formación profunda a nivel financiero o inmobiliario, y raramente nos cuestionábamos la estructura crediticia financiera detrás de cada proyecto, más atentos a las cuestiones arquitectónicas, urbanísticas y técnicas. En algunos casos incluso, sobre todo cuando se ha manejado dinero público, los arquitectos también hemos podido contribuir a cierta “arquitectura-espectáculo” que se ha demostrado costosa, poco rentable, y difícil de conservar. Es injusto meter a todos en el mismo saco, pero creo que como colectivo el hacer autocrítica de esos casos y promover desde las escuelas y los colegios que la figura del arquitecto también puede ser un pilar de la sostenibilidad económica de un proyecto, es importante. Se suele ponderar mucho la capacidad de producir imágenes espectaculares o vistosas, pero lo que la sociedad demanda es algo más complejo: una arquitectura medida, responsable, duradera que se inserte digna y discretamente en la construcción de la ciudad.
Desde su punto de vista, ¿qué principales pasos habría que dar para establecer un proyecto de futuro que no desemboque en otra crisis del sector de la construcción?
La crisis ha sido tan profunda que ha dejado huella suficiente como para repetir los errores del pasado; no sólo en el sector inmobiliario sino realmente en el sector financiero y en el político, de donde, en buena medida, parte el origen de la burbuja inmobiliaria española.