El área de intervención que se ha planificado ocupa uno de estos meandros. La propuesta del estudio quiere dar respuesta al problema, de primera magnitud, de sutura urbana, dando continuidad tanto a los trazados urbanos como a los corredores naturales que acompañan al río y su lámina de agua. Por otro lado, al igual que el río, las grandes infraestructuras viarias y ferroviarias separan y segregan ámbitos que es necesario conectar para que la ciudad pueda disponer y disfrutar de un espacio público continuo, contiguo y seguro.
Con todos estos datos, se llega a la conclusión de que las grandes ciudades como Moscú necesitan inventarse pretextos y proyectos de transformación urbana para renovarse, que les haga crecer sobre sí mismas, sin ampliar sus límites, acometiendo planteamientos sociales que apuesten decididamente por el diseño y la arquitectura de calidad. Es decir, una apuesta por un modelo sostenible de ciudad en donde la arquitectura esté presente en una sucesión de buenos, y muy buenos, proyectos que aporten la imprescindible identidad, calidad y belleza, tanto al patrimonio edificado como al espacio público.
De este modo, la propuesta que realizan trata de encontrar el necesario equilibrio entre la alta y la baja densidad. Si la primera genera congestión, la segunda conduce al encarecimiento de las infraestructuras, a la ausencia de servicios públicos y a la carencia de actividad urbana. Con densidades de población alta la vida urbana dispone de más servicios, es más habitable y está más conectada.